miércoles, octubre 29, 2014

INVOCACIÓN AL TRANSEÚNTE

¡Bienaventurado aquel
que sin fijarse en mis ramas
ni en mis frutos llegue a mí
sólo por amor, por ansia
de tenerme y de mirarme
con enamorada rabia!

MIGUEL HERNÁNDEZ



















Regálame una palabra esta noche
transeúnte que pasas distraído
embebido en tu pequeño mundo
de cuentas por cobrar a rostros
sin nombre ni aposento
















Una mirada tan sólo
que se detenga por un instante
en la mía a ver si puedes bordarle
una atarraya sin cerrojos a la cofradía
de peces que hacen vida marina en el
envés de mis párpados


















Un gesto apenas que devuelva
el vuelo de mi mano extendida
hasta la tuya buscando un lugar
donde posar los sueños que aún
no se han ido


















Un silbido fugaz que nazca
de la cigarra de tus respiraciones
que tan a menudo sueles olvidar
en el andamiaje de un mundo que
no te pertenece
















Un canto nacido del cordaje de tus
días malheridos que acumulas como
si al final de tu aventura con ellos
pudieras ingresar en algún reino celestial



















Un hilo diminuto del tapiz que te
ata a las dimensiones de cielos que aún
no has descubierto pero que saben de tí
y de los amaneceres que nunca te
detuviste a atrapar con el dedal
de tus sonrojos






















Un verso solo sencillo
que perdure en el corazón de
los hombres que vaya más allá
de esta noche de sus ruidos
de sus puertas cerradas y de sus
estrecheces un verso solo
largo como la vida tenso como
el amor que derraman las calas
sobre la soledad de este tiempo
desprovisto hasta de sus espejos
de cincel y agualuna


25 de marzo del 2010

1 comentario:

YOLANDA ETERNAMENTE dijo...

Maravilloso poema, bellísimos versos. Me ha fascinado. He intentado pedirte amistad en facebook para leerte, pero tienes el cupo de amigos completo. Seguiré tus publicaciones pública. Un abrazo, poeta.