martes, marzo 01, 2011

UNA CARTA PARA TUS MANOS DE TITÁN - A MANUEL RODRÍGUEZ MENA




Hoy 01 de marzo del 2011, Marucha decidió
que era tiempo que sus dolores se marcharan
para que ella pudiera quedarse a orillas
del corazón de Manuel, para cuidarlo sin zozobra
y derramar en él sus caricias de siempre

Así que despedimos sus malestares,
pero a ella la recibimos
como un arpegio dulce que va dejando las
señales de una vida y un amor que no concluyen

Invitamos a darle la bienvenida con
mensajerías de flor y confituras de aguamiel




UNA CARTA PARA TUS MANOS DE TITÁN
A Manuel Rodríguez Mena


Mi dulce Manuel

Esta es la carta que no te hubiésemos querido escribir. La noticia que nos desarma. El silencio que de pronto deja su rumor de ausencias y despedidas. La roca que se agrieta entre tus manos de titán.

Cuánto dolor no has soliviantado. Cuánta tristeza desandado, atrapado como estás entre péndulos sin hilos, corazas sin escudo, poleas sin engranajes. Y sin embargo,  una fuerza invisible y esencial hace presencia en tu residencia de ilusiones, y logras siempre erguirte por sobre todo desdoblamiento.

Te hemos visto, una y otra vez, dando tus batallas como si tuvieras tú la estatura de los molinos de viento, y fueses tú el caballero sonreído en busca de la dulzura de un tiempo de piedades.

Hoy no sabemos quién sostenía a quién. Si tú a tu Marucha o si tu Marucha a tí. Ambos pernoctaban sobre las mismas estrellas, deseosos de hacer magia con los menjurjes y las hierbas quitadolores. Y aunque no se doblegaran, quedaba en el aire el encantamiento de los hechizos que manan de los enamorados.

Y con ese amor caminaron leguas de vida, que no se contabiliza en los días de no andar sino en el camino recorrido desde los párpados hasta los confines más lejanos del deseo.



Marucha se nos fue calladita, como solía ser su estar, porque allí se hacía más gigante su presencia de bálsamo y caricia. Quiso llenar la alacena de sus confites preferidos para que su mano quedara donde ella ya no estaría, ofrendandote los panes de su ternura.

Y se quedó como un pajarito que ha cumplido su ciclo, para que no te asustaras ni te sobresaltaras. Para que nada te hiciera daño. Y cómo se nos crece Maruchita en ese gesto de amorosa reverencia.

Ella quiso decir que no se va, que no se despide, que no hay ausencia, que seguirá trasteando las alacenas y endulzando el café para que no falte nunca a tus suspiros su vasija de agua fresca.

Te regaló la vida, Manuel, y se escapó de la ausencia por el anverso del espejo de si misma. Ahora puede posarse sin cansancio a la altura de tus ojos, y quedarse allí, vigilando tus horas, espantando los dolores, musicando tus días.

Ahora, Manuel, de nuevo, tienes que erguirte sobre tu propia estatura de sembrador de floreceres. Y sé que no se quebrará tu fuelle de ilusiones, ni tus sueños de  amaneceres, ni tu canto galante y hermoso. Que sabes muy bien que Marucha aguarda impaciente que se sequen las lágrimas y de nuevo resuene en tus aposentos el tableteo incesante de tus letras forjando porvenires en este expaís tan desolado, que tanto requiere de tí.

Y que todos nosotros, Manuel, los que te amamos en profundidad, estaremos allí, a tu lado, perseverantes como siempre, sirviéndo de contraviento a las tempestades, viéndote crecer sobre la sonrisa infinita de Marucha para que su viaje al centro de tus respiraciones, se haga leve y ruiseño, dúlcimo como sus huellas sobre los días vividos en plenitud.

Te abrazamos,

ms

8 comentarios:

Anónimo dijo...

HERMOSA !

Edda Samudio

Anónimo dijo...

Apreciada Mery:

Acabo de leer la carta que tan dulcemente les has escrito a Don Manuel en su más triste momento.
No conocí a Doña Marucha, pero me han bastado tus líneas para imaginármela junto a su compañero en la vida, observándolo con admiración, sirviéndole una taza de café recién hecho con la misma diligencia que probablemente empleó cuando aquel la visitaba siendo novios, recorriendo su casa como si flotara para no perturbar con el ruido de sus pasos la concentración intelectual de su esposo. En fin, que hace unos minutos he conocido a Doña Marucha cuando ya no está, pero he podido verla a través de tus palabras y he sentido su presencia a pesar de su ausencia tan definitiva.

El poética vuelo de tu pluma no deja nunca de tocar mi fibra más sensible.

Mis condolencias a Don Manuel Rodríguez Mena, el maestro. Elevaré una oración por el reposo de Doña Marucha. Un abrazo a mi apreciado amigo Agustín. Un cálido abrazo para ti.


Liliana Fasciani M.

Anónimo dijo...

En estas horas tristes mis palabras de condolencia para el apreciado profesor Manuel Rodríguez Mena. Decía Octavio Paz en La llama doble, más o menos, que el amor de pareja con los años ya no lo mueve los furores del erotismo, pero sí, la conexión de la empatía, sentir al otro en sus dolores y sus quebrantos, adivinarlo en el gesto, en la palabra que calla...

Luis Montes

Anónimo dijo...

Dices y digo que no existe la ausencia más allá de la lógica formal de la espera porque soledad ocupa su lugar para enriquecer nuestra imaginación que siempre está dirigida a tu presencia. La única ausencia posible es la nada y ella también ocupa lugar en nuestros corazones. Nosotros lo inventamos todo cuando queremos callar voces y recuerdos aunque los sueños nos traicionen. Bonita carta poeta. Bonita

Ramón Santaella

Anónimo dijo...

Querido y apreciado profesor MANUEL RODRIGUEZ MENA
Ex-Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la
Universidad Central de Venezuela (UCV)

En el marco de la conexión ideológica, política y afectiva que nos ha
unido a lo largo de cuarenta años, recibe mi sentimiento solidario en
este momento, que quienes te conocemos sabemos, de infinito dolor.
Pero también sabemos que el amigo, luchador de mil batallas, sabrá
sobreponerse.

Te reitero el afecto de siempre.

MILDRED VALERA-MARTÍNEZ

Anónimo dijo...

Gracias, Mery, por compartir tu carta conmigo.

Estuve en el velorio esta mañana, acompañé
al profesor hasta la puerta de la furgoneta que
se llevó a la viejita para su último viaje.

Fué una de las escenas más impactantes que
he visto en mi vida y mira que he visto unas
cuantas cosas; pero ésta seguro que no la
voy a olvidar.

Ojalá tuviera el arte de la poesía que tú tienes
para describirla (quizás lo intente un día).

El profesor lloró, con ese llanto viril
que sólo la ruptura de 53 años de
unión puede derramar.

Te mando, con él, un gran abrazo.

Fraternalmente,

Luis Marín

Anónimo dijo...

¡Que hermosa carta! En buena hora, para el querido profesor y amigo Manuel Rodríguez Mena, un bálsamo reconfortante, una gota de calmante, salida de la fina pluma y de lo más profundo de la sensibilidad humana de ese ser especial que es nuestra querida Mery . En su poesía , profesor Rodríguez Mena, nos reunimos todos los que le queremos y queremos a sus seres amados, para expresar nuestro dolor y solidaridad. Un fuerte abrazo. Absalón Méndez Cegarra.

Anónimo dijo...

Los integrantes del Frente Patriotico expresan su solidaridad a su Director el profesor Manuel Rodriguez Mena por la partida de su distinguida esposa "MARUCHA", reproduciendo este sentido escrito intitulado UNA CARTA PARA TUS MANOS TITAN"

http://www.frentepatriotico.com/inicio/index.php?option=com_content&view=article&id=4611:una-carta-para-tus-manos-de-titan&catid=13&Itemid=27