miércoles, abril 29, 2015

NOSTALGIA



intervalos de un
tiempo que se agota



Un paisaje que se pierde a lo lejos
aunque sus aromerías se hayan quedado
prendidas de la retina como una piel
que no alcanzamos a tocar

Un acorde que se queda vibrando en
la estación de los latidos y que sucumbe
ante la arremetida de las lágrimas

Un tiempo que se derrama incontenible
en el ecuador de una mirada

Un espejo en cuyas opacidades
navega un mar enfurecido en busca
de la orilla resplandeciente de
una contingencia

Un cielo mordido a dentelladas
por un pájaro herido en cuyo plumaje
habita la esperanza

Un susurro encerrado en el envés
de una caricia que aguarda acampar
en la simetría alada de un beso

El espacio doblegado de un segundo
que dejamos transcurrir sin atajar
la corteza de su adiós

Una tristeza que vislumbró en los
pliegues de sus dedos el allegro de una
sonata que aún nadie ha escuchado



texto y foto
mery sananes
19 de julio del 2010


SAINT-PREUX Y DANIELLE LICARI
CONCIERTO PARA UNA SOLA VOZ




TANIA LIBERTAD / CONCIERTO PARA UNA SOLA VOZ

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lunes, abril 27, 2015

ABRIL ES UN ARPEGIO





Abril es un oboe tendido
en la hierba jugando a
atrapar en sus clavijas
la nomenclatura del viento

Un arpegio imantado
en la constelación de tauro

Un estruendo de timbales
sobre el precipicio de un
campanario silenciado

Ajuar del agua sobre el 
lecho de la noche

Sístole de flauta en el 
corazón de los cerezos

Tempestad de corales en el
interior de una hogaza hecha
de gajitos de mandarina y
levadura de lirio

Un tiempo nacido en
el piquito de un colibrí


texto y foto
mery sananes
abril 2015


Carl Friederich Abel
Arpeggio y Allegro

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domingo, abril 26, 2015

LOS RITUALES DEL AMOR



para tu mami
la primera flor de este abril

Alexis

Nuestra historia vital, la que trasciende todo itinerario temporal, ha sido signada por circunstancias imprevistas que en su largo y estruendoso estallido nos dejaron huellas profundas. Pero más que eso, trazaron una geografía del querer, la geometría del abrazo y esa conjunción que nos hermana para siempre.

Como entonces hoy no volar hacia tu costado más vulnerable en estos días en que te toca desprenderte físicamente de tu madre. Yo te conozco, Alexis, en el crujir de tus sístoles cuando te tocó acunar sin despedida a nuestra Chili. Cuando te crecieron los brazos para hacer con ellos un andén de florerías para aquel niño diminuto habitado del amor de Aleska, que de pronto se nos fue hacia el cosmos.

Te supe cuando el hermano se hizo voluta imperceptible en la travesía del aire, escindiendo formalmente una conjunción que no se acaba jamás. Y hoy puedo imaginar la ruptura de todos tus equilibrios con el vuelo de tu madre.

Y no vengo a restablecerlos sino a acompañarlos. A trajinar contigo el recorrido de las lágrimas, siempre retenidas en tus párpados, a desenvolver junto a tu tristeza los días que tu madre bordó sobre cada una de tus horas, para que supieras que en el vocabulario de quienes parimos, no existen adioses, ni separaciones.

Vengo a sentarme junto a ti, como tantas veces lo hicimos, para echar a correr la palabra detenida, y dejar que haga cauce por las altas colinas, en el interior de las hojas de hierba o en la cuerda tensada de un violín.

Vengo con un abrazo a cuestas para dejártelo adherido a los atardeceres de tu ciudad. Y una invocación a reinventar lo que se nos va, en el dedal de todo lo que ha sido y seguirá siendo, mientras en vez de adioses bordemos en las horas el estremecimiento de los reencuentros.

No sé cuánto tiempo hemos pasado sin aquellas llamadas que se hacían casi rituales, en las que nos comunicábamos los reveses de los sueños y la estructura de las nuevas esperanzas. Pero a pesar de ese silencio prolongado, jamás ha existido la lejanía.

Y hoy cuando, desde aquí, a una distancia tan grande de tus predios, me comunicaron la noticia, he tomado el cauce del mar gigante, de los vientos altos, para alcanzar tu silencio y atemperarlo con el aroma de los frutos que las madres van dejando en cada uno de sus solares.

Y para decirte, desde mis propios sembradíos, que cuando nos toque a nosotros partir a transformarnos en canto o nido, los hijos y los nietos y los nuestros tendrán que haber aprendido que no existen despedidas ni adioses ni ausencias ni olvidos.

Que, como tu madre, seremos hoja o escarcha, chicharra o grillo, nube que pasa o agua que fluye. Suspiro nocturno o beso de mariposa sobre los pétalos de una flor. Y que para que eso ocurra, nosotros los padres y madres que aún estamos cosidos al alma de los hijos y los nietos, tenemos que demostrarle la magia infinita de los rituales del amor.

Sólo entonces ellos podrán cumplirlo y ejercerlo, como nos toca hoy dejar que otros hagan la despedida, mientras nosotros, nos fugamos por un alero con los nuestros a cuestas hacia el infinito abierto de la vida que no se acaba y el amor que apenas se trastoca en otro efímero recorrido por los linderos del cosmos.

Sabes que te quiero para siempre, Alexis.


foto y texto / mery sananes
23 de abril del 2015


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viernes, abril 24, 2015

RAMÓN SANTAELLA - UN NUEVO MEDIODÍA SE HIZO DE AZUL INTENSO


Como todos los años, Ramón nos envía la carta a la madre que le escribe cada abril de su cumplevida. Sabe, el poeta y el geógrafo,  que la vida está hecha de mucho más que presencia física. Que en el tiempo vivido se graban memorias que se inscriben en el corazón y la conciencia de aquellos a quienes se amó. Y que ese sentimiento, esa energía cósmica ya no desaparece jamás. Y eso es lo que recoge Ramón en cada una de estas cartas que reflejan con certeza lo que María sembró en cada uno de sus hijos.

Y esta travesía, a la que Ramón nos invita cada abril, es una reiteración de esa fuerza que, como un ritual, nos permite traspasar las ausencias y las despedidas y convertirlas en un manantial de memorias y alegrías. Algo que celebramos y festejamos junto con Ramón y los suyos en estas Embusterías.


Maracay, 24 de Abril de 2015


Señora
María Remigia Yegres de Santaella
Rincón preferido del infinito sideral
Presente:

Saludos viejita, una vez más pretendemos alterar tu tiempo indeterminado, con la seguridad de ser bienvenida nuestra correspondencia. Esperamos de corazón, la estés pasando de lo mejor en unión de los nuestros y los tuyos. Hoy cumples 7 años en aquella residencia infinita, tiempo que quisiéramos aprovechar para evocar tu presencia en nosotros como lo hacemos cotidianamente, más aun, en este periodo de entrada de las lluvias en nuestro territorio, cuando ya se advierten en el horizonte nocturno, algunos rayos o relámpagos, cuyos truenos llegan casi desapercibidos a nuestros oídos.

Por supuesto, nada parecido a lo vivido en la Caracas de los años 40 cuando tanto te asustaba la intensidad de los aguaceros y para darte fuerza espiritual, nos expresabas que tantos truenos y centellas era una demostración divina de que “Papa Dios estaba disgustado por las malas acciones de las personas sobre la faz de la tierra” y acto seguido, nos exigías buen comportamiento y fundamentalmente, silencio, para que las consecuencias de aquel disgusto no llegara a nosotros.

Pero, viéndolo bien, quisiéramos recordar cosas más agradables como invertir el tiempo en imaginar lo contenta que has de estar con el primer cumpleaños de Omar en aquel paraíso celestial, el 9 de marzo pasado. Acá suponíamos una celebración fastuosa. Solo pensar en la actuación de Yolanda y Dady en los preparativos de las festividades para quedar bien con todos los invitados o considerar cuánto han debido aportar de su ingenio para que dicha celebración hubiese sido como la hemos pensado. Y saber que papá haya estado tan contento como tú, con la presencia de Omar en aquella dimensión y haber estado pendiente de los detalles y ornatos efectuados para tal ocasión, nos llena de alegría y regocijo.       

¡Vieja!, aunque han pasado 7 largos años de tu distancia y silencio, casi siempre incidentes de olvido, siempre te recordamos y acontecerá así con cada uno de los miembros de la familia que han de estar a tu lado, con el paso del tiempo, incluidos los que viajaron antes para recibirte.

Para que tengas idea de cómo te perpetuamos, asocia  tu pensamiento con el nuestro brevemente y recordarás que, el día aciago de tu partida, más allá de los extravíos entre tu espacio-tiempo infinito y nuestra conciencia; más allá de la pasividad y misterios entre supuestas relaciones dentro de la existencia indeterminada, donde predomina la relatividad de lo cuántico y el asombro, estará en el recuerdo como vivencia imperecedera.    

Aquella noche de tu despedida hacia la eternidad ¡habrás de recordarlo!, hubo una lluvia ligera y suave, daba la impresión de ser una gran manifestación de múltiples rocíos; ¡no era de protesta!, celebraban el encuentro contigo que desde lo alto observabas todo el funeral, sin decir nada, sin confirmar aún la dirección de tu  nueva morada.

Aquella noche, ¡recordarás!, el rocío ornaba el momento de tu encuentro con el infinito, mientras nosotros, lejos de pensar en el cuerpo que yacía rígido en aquel salón mortuorio, quisimos contemplarte en tu nueva realidad porque sabíamos de tú presencia en las alturas, desde donde precisabas el comienzo de la distancia hacia tu nuevo espacio-tiempo.

Respiramos profundo, ¡recuerdas!, salimos al pasillo común a las capillas, donde cada quien despide a los suyos como si fuese la pista de un inmenso aeropuerto, de donde parten naves sin retorno. Solo advertíamos murmullos, gemidos y  oraciones provenientes de aquellos recintos de resignación,  donde buena parte de los invitados son ocasionales como inesperados.  

Entonces, quisimos transmutar el tiempo y el espacio como pretendiendo tu re-nacer y nos hicimos pequeños, ¡tan pequeños!, imaginando cualquier tiempo pasado junto a ti, mientras la realidad obligaba a no tenerte y tú, estamos seguros de eso, sonreías desde aquel espacio-tiempo superpuesto que nos era imposible divisar y debimos conformarnos con presenciar la más bella de las lluvias que luego, transformada en aguacero, nos impuso recuerdos infantiles, por eso hemos iniciado esta correspondencia evocando  la Caracas de ayer, cuando en ocasiones similares evitabas nuestra salida de casa, según tú, para evitar inconvenientes.

Aquella noche de tu despedida, salimos de la capilla obligados a contemplar el paisaje, no sabríamos decir, si dibujábamos o desdibujábamos mentalmente, las figuras trazadas por las aguas pero, el recuerdo nos llevaría a mirar a través de los vidrios de aquellas otrora ventanas de la casa de la infancia y asombrarnos de nuevo con miles de termitas o comejenes alados en procesión desordenada, acosados por golondrinas o tijeretas que rendían tributo a las aguas, ante el festín ofrecido.

En aquel instante, debes habernos contemplado, los recuerdos fueron muchos; imposible obviar las veces que acudíamos a la mentira, para lograr tu permiso y podernos bañar bajo la lluvia, más por imaginación infantil y la necesidad de estar en contacto con la lluvia que por mala costumbre.

Pasábamos largos ratos  observando aquellos torrenciales aguaceros, con la nariz aplastada sobre el vidrio de las ventanas, ¡te imaginas!, hasta no aguantar la tentación y decirte: “mamá, la casa de la vecina se inunda –nombrábamos la que se nos ocurriera-, debemos ayudar”; tú, siempre generosa y asistente, dabas el permiso.  

Ahora, te lo confieso: el baño era espectacular bajo los torrentes-desagües de los techos cercanos y una vez satisfecho aquel deseo, podíamos optar por  construir barcos de papel para  competir con otros capitanes, sobre las aguas de caudalosos “ríos” desplazados al borde de las aceras.

Precisamente, en recuerdo de uno de aquellos momentos, escribimos algo que pudiera llamarse poema, algo más de nuestra confesión tardía, pero seguro estamos, será de tu agrado:

Un barco:
Un barco construido con trozo de papel
Un viejo periódico convertido en materia prima singular
Todo por lograr zarpar la nave con rumbo a incierto destino
Mientras la lluvia se desborda en torrentes calle abajo
Mi pequeño espacio vivido en el barrio cuando niño
Un barco construido con la prisa de la lluvia
Navega sin rumbo fijo vacío en apariencia
Una carga de imaginación ¡tan grande!
Llena sus bodegas de mensajes sin destino
El barco puede zozobrar con su carga de frases confundidas entre pliegues de aquella aparente estructura de acero
El barco da tumbos sobre las aguas
Es empujado por fuerzas de un torbellino inusitado
Pies descalzos y fuertes latidos del corazón hacen del niño  armero un  conquistador de los espacios
El capitán aúpa la travesía
De vez en cuando hay tropezones en los dedos del armador
Pero se impone la sonrisa de un capitán victorioso
La lluvia arrecia por momentos como si  brotara de cántaros rotos
El barco entre la furia de las aguas navega a la deriva
Mientras unos pies descalzos apuran el paso sin darle alcance
El capitán escapa de las aguas más allá del extravío de los sueños
Tal vez, el barco se ha perdido en una playa  inexistente
Convertido en memoria y sueños infantiles
La lluvia hubo hecho su tumba en los torrentes donde se guarda cada mensaje perdido
Los minutos sumaron horas
Un  nuevo mediodía se hizo de azul intenso
Sin lluvia
Sin barco
Sin destino.


Esperamos te agraden los recuerdos que hemos querido compartir contigo en este nuevo cumpleaños celestial; no olvides que estaremos esperando tu respuesta, sé feliz donde sea te encuentres y salúdame a todos los que junto a ti formaron parte de nuestra existencia terrenal. Bendícenos como cotidianamente lo hacías y lo hacemos contigo. Saludos. Feliz cumpleaños.

RSY.
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jueves, abril 23, 2015

DESPERTAR DE LA PALABRA


Dígame
el día en que la palabra
se convierta
en despertar de hojitas
dormideras


ABM / Del libro inédito Dígame
23 de abril del 2006





23 de abril / Día del idioma
23 de abril de 1616
Día del encuentro de Miguel de Cervantes
con Don Quijote de la Mancha
en el zozobrar del viento
en los molinos de su magia

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lunes, abril 20, 2015

ORFEBRERÍA DEL ALMA




a michelino

La sal de tu mirar se adhiere
a mis dedos como una vertiente
marina que asciende hacia los
confines de las nubes

El tempo allegro que dibujas
cuando desatas tu alegría
sobre la inmovilidad de las certezas
traza sobre el universo un  canto
que sólo conocen los astros

Y el dolor que estruja tu risa
cuando se cierran las alacenas de
tus suspirerías es una grieta que
hace estremecer toda fuerza
gravitatoria

Tu síntesis es ese abrazo que
cobija la vida y que otorgas
como un talismán que deshace
todo maleficio

Orfebrería del alma que cincela
milagros sobre el anverso de los
días rotulados por los otros

Y en este nuevo abril que despierta
a la floración de tus estatutos de
brisa y campanario tu trayectoria
queda registrada para siempre en
el lienzo girasol del regazo de tu madre
y en el ritual de las noches en las
que un solo giro te llevará al
infinito de mis andanzas centinelas
y al cordaje bordado de lunas
en el que te aguardo y aguardaré
más allá de toda contingencia
de tiempo y espacio

texto y foto
mery sananes
21 de abril del 2015



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EL PALOMAR DE TUS OJOS


EL PALOMAR DE TUS OJOS




a daniel

Tus ojos son un palomar
donde habita el revuelo
de una granjería de besos

Tus párpados un manantial
de agua dúlcima capaz de enjugar
la sal de todas las lágrimas

En tus manos se cuece un pan de
frutas que retoña entre los pliegues
de tus dedos y se deposita en el
corazón jardinero de tu madre

Repartes tu alegría como quien entrega
semillas a la perplejidad de las ardillas
y llevas siempre en los pliegues de tu piel
una vianda de dulzura que le regalas
a las horas de sequía

Cuando un dardo tropieza la fragilidad
de tu ternura te hospedas en el silencio
y te acunas en la memoria de un regazo
al que le robaron la danza de tus rizos

Luego regresas cautivo al enjambre
de tus sueños de un tiempo sin rupturas
prodigio de ofrendas en calendarios
ajenos y reinventas con la alquimia
pausada de tu canto cómo destilar
miel sin celdas ni colmenas

Buscador de luceros en el
cielo de un corazón desguarnecido
estruendo de cuerdas en el
centro de una guitarra muda
azulejo que acampa en el interior
del árbol de la vida

Y allí en ese recinto de magia
estaré por siempre guareciendo
tus pasos y aguardando el abrazo
con el que cada día me sustentas
y reconstruyes con el manjar de
tu risa

mery sananes
21 de abril del 2015



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domingo, abril 19, 2015

ODA y NANAS A LA CEBOLLA



A veces basta una cebolla paridora
para que la tarde se enternezca


Y este atardecer me trajo sin querer 
esta cebolla que me enamoró. 

Y la comparto porque en ella están escritas 
miles de historia, relumbran millones de estrellas diminutas 
y en sus circunvalaciones se cobijan los hijos, 
en su sueño de que nunca haya hambre.

Dos voces traigo 
la de Miguél Hernández y la de Pablo Neruda
la misma cebolla en otros labios






fotos / mery sananes
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sábado, abril 18, 2015

LA HISTORIA DEL HOMBRE






La historia del hombre
espera pacientemente
el triunfo del hombre
escarnecido

Rabindranath Tagore

Obra escogida. Pájaros Perdidos.
Madrid, Aguilar, 1981.

foto / mery sananes

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jueves, abril 16, 2015

CANDILEJAS



Entre candilejas
llegaste
más allá de adorar
de vivir y de morir

agustín blanco muñoz
ofrenda musical / inédita
mayo 2009


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DE ARMANDO QUINTERO A CHARLES CHAPLIN

Cuando el hombre, como el abuelo, aprenda a leer en el libro de la lluvia, a reconocer en los astros su morada primigenia, a sumar que no a dividir y a convocar siempre la vida, por encima de toda muerte, entonces habremos comenzado en verdad a convertirnos en seres con pensamientos mágicos y en gente capaz de restituirle a esta triste planeta su condición jardinera, su dimensión de finita estación solar, su rúbrica de amor enastada en el bajel de la eternidad. Y en ese espejo sideral, por primera vez, nos reconoceremos como hermanos, capaces de desplegar en el viento el secreto de esa flor de sonrisas sembrada en el corazón de los abuelos y los niños. mery sananes


¿QUÉ HACES, ABUELO?

La abuela asevera que Sarita se parece mucho a su abuelo, en casi todo.

Mira, es como si él hubiera nacido de nuevo, pero con faldas – le dice, al alcanzarle una foto vieja - Ni más, ni menos.

Sarita piensa, al ver la foto de su abuelo cuando niño, que es verdad. Y lo disfruta.

El abuelo de Sarita tiene unas cejas pobladas y un bigote canoso y abundante. Como si al frente tuviéramos a Groucho Marx, en persona, teñido de blanco.

¿Qué quieres ahora? – le pregunta el abuelo, al sentir que los dedos de Sarita restriegan sus cejas y bigote y, luego, mira con cuidado su mano.

Nada. Sólo quería saber si los tenías pintados.

Una tarde lluviosa, el abuelo estaba muy cerca del ventanal abierto de la sala.

¿Qué haces, abuelo? – preguntó Sarita, que lo observaba desde hacía rato.

Escucho el libro de la lluvia – respondió el abuelo, con una sonrisa.



¿Escuchas un libro? Un libro se lee, por tanto se ve y no se escucha.

Ven, acércate y ponle mucho cuidado a los sonidos – sugirió el abuelo.

Y Sarita aprendió que las gotas de lluvia no suenan igual al caer sobre el agua, sobre las hojas de los árboles, las baldosas, el cubo de basura o los cristales.

Abuelo, ¡es música! – dijo Sarita, asombrada – La lluvia tiene una orquesta.

Una noche de luna, clara y estrellada, el abuelo estaba en el centro del patio.
Miraba al cielo y hablaba entre dientes.

¿Qué haces, abuelo? – preguntó Sarita, acercándose.

Llamo a las estrellas por sus nombres.

Y Sarita aprendió, primero, a reconocer a las estrellas porque titilan. Supo dónde están Sirius, Aldebarán, Arturo, Cástor y Pólux. Y supo de la Estrella Polar, y del nombre de muchas otras que ya ni recuerda. Luego aprendió a distinguir a algunas constelaciones.

Una mañana el abuelo estaba en la mesa de la cocina, como sacando cuentas.

¿Qué haces, abuelo? – preguntó Sarita, al verlo.

Estoy tratando de resolver un problema sin dividir.

¿No me digas que no sabes dividir?

Si. Pero no me gusta. Y si puedo evitarlo, prefiero no hacerlo.

La manga siempre larga de la camisa del abuelo estaba recogida. Sarita vio, por primera vez, algo que nunca había visto. En el brazo de su abuelo había unos números tatuados.

Sarita recordó esos sueños que a veces tenía, con los hombres de uniformes y cascos oscuros que persiguen los reflejos de una luz diferente en las personas.

¿Qué haces, abuelo? – preguntó Sarita - ¿Porqué los ocultas?

No, Sarita. No los oculto. Les pongo un velo para que la muerte sepa que no la olvido pero, siempre, voy a enfrentarla con más vida.

Sarita aprendió así del humor resistente, como una flor de sonrisas, de su abuelo. Supo de la ternura de su caminar y de lo constante y solidario de su hacer.

Y supo por qué, desde que vio una película muda de Charlie Chaplin, sintió que su abuelo se parecía, en casi todo, a él.


ARMANDO QUINTERO LA PLUME
Cuentos de la Vaca Azul
lavacaazul@cantv.net




Armando

No todos tus cuentos me gustan por igual. Y así debe ser. Sólo que hay algunos especialísimos, donde toda tu magia, tu sabiduría y tu amor, se te salen a rienda suelta. Y este cuento es uno de ellos. Tal vez porque siempre imaginé el libro de la lluvia, porque siempre he querido aprender a nombrar las estrellas, porque siempre he soñado en no tener que dividir. Y porque todos los días trato de parecerme más a ese abuelo, para que mis nietos algún día me recuerden así, como lo hace sarita. Torpe para las cosas útiles, difícil para cumplir un horario y llenar un formulario, pero siempre intentando leer el libro de la vida que está allí frente a nosotros aguardando que comencemos alguna vez a encontrar nuestro propio abecedario. mery sananes

29 de mayo del 2006
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lunes, abril 13, 2015

SU TRAJE DE LUZ



Teje su traje de luz
desata la tempestad
de la vida
y destila un beso
sobre la vasta sequía
de la tierra




texto y fotos
mery sananes
abril 2015


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domingo, abril 05, 2015

RESURRECCIÓN DE LA FLOR



Un lirio se abre
una mañana de abril
y le entrega al viento
sus esporas de sol 

Resurrección de la flor
para conservar su especie

¿Aprenderemos algún día
que también nosotros
venimos a multiplicar
la vida y a alumbrar la tierra?


texto / mery sananes
foto / danielita barrolleta

05 de abril del 2015


Esta mágica flor dejó algo más que su
belleza y su aroma
envió un mensaje a descifrar









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sábado, abril 04, 2015

ABRILERÍAS


foto / anala 2008

Dígame
el día en que
todos los hombres
puedan llevar las abrilerías
en sus hombros

agustín blanco muñoz / cuaderno de los dígame
abril / 2009

Ludwig van Beethoven
Sonata para violín y piano “Primavera” / 


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TRILOGIA PASCUAL

Salvador Dalí / La ascensión


En la Semana Mayor del 2007, escribimos las palabras que siguen, que tienen una vigencia que sobresalta. Lejos de ir en dirección a las indispensables resurrecciones, seguimos avanzando en la entrega de la vida, a nombre de infinitas razones inventadas para multiplicar la muerte, que no la esperanza.

La tristeza, entonces, la desazón, se acrecientan y agigantan hasta dejarnos exilados en el silencio de quienes no tienen palabra, ni pan servido, ni mesa de consagraciones, aventados sin saberlo, a empujones, hacia guerras que no les pertenecen, hacia horrores que en nada conciernen a sus sueños deshabitados.

Y, sin embargo, y aunque sea desde el fondo de un pozo, hay que moldear el grito hasta convertirlo en un rayo de luz. Hay que excavar desde los túneles más oscuros en dirección a la brecha por donde se cuela el dulzor de las aguas que habrán de dar de beber a las mandarinas y a los nísperos.

Hay que agitar el viento al interior de las velas del bajel de la vida, sembrarle candilejas a la pólvora, desatar las resurrecciones. Por ello dejamos aquí de nuevo estas señales, como si fueran diminutos cometas en manos de un niño, para que cada quien suelte el cordel de sus propios sueños en altiva confrontación con la muerte, donde quiera que esté.



Dijimos entonces
 
En estos días mayores, en los que la historia de los sacrificios hace presencia en la mesa cotidiana, es bueno preguntarse por este tiempo que vivimos, tan plenos de muerte y tan ajenos a resurrecciones. 

Preguntarnos por las creencias que se nos vuelven madejas.

Por las oraciones que quedan recluidas en el cuenco de las manos.

Por la vida que no hemos podido construir.

Por la noche gigante en que hemos convertido este triste y desolado planeta.

Y tal vez hasta por la esperanza, la que podríamos edificar, el día que consagremos paraísos en el interior del corazón del hombre y hagamos de la resurrección el ritual de cada amanecer.

En nombre de esa ilusión, invitamos a compartir

LA TRILOGIA PASCUAL


VIERNES DE PASCUA

EN LA PUNTA DE UN ALFILER DESTROZADO
Juan Sebastián Bach / Oratorio de Pascua

LA CONSAGRACIÓN DEL HOMBRE PARAÍSO
Juan Sebastián Bach / Pasión según San Juan

SÁBADO DE GLORIA

Y SI GLORIFICÁRAMOS LA VIDA
Antonio Vivaldi / Gloria

DOMINGO DE RESURRECCIÓN

MAHLER LAS SIRENAS DEL ALBA

TROMPETAS DE RESURRECCIÓN



mery sananes
20 de marzo del 2008
y traído de nuevo a esta semana mayor
en abril del 2015
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